PILAR RAHOLA habla de Cataluña

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"...aparte de un conocimiento explícito de la crisis española, han dedicado un espacio largo al conflicto con Catalunya, y no han ahorrado algunos del ítems que definen el tronco del problema."

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No me he encontrado el sonsonete de la "madre patria", sino el relato sobre un conflicto irresuelto

Reconozco que me ha sorprendido. Tal vez porque llevo tres días hablando de Catalunya a un público que no parece que la sitúe en el mapa, y la necesidad de volver a explicar, nuevamente, las mismas razones fatiga al más aguerrido. Pero en la entrevista de una hora que me ha hecho la CNN (y que sale esta noche, hora de Miami), aparte de un conocimiento explícito de la crisis española, han dedicado un espacio largo al conflicto con Catalunya, y no han ahorrado algunos del ítems que definen el tronco del problema. Por ejemplo, sabían que hay un expolio fiscal asfixiante que ralentiza la competitividad catalana, y también conocen el aumento de la indignación catalana, que se transforma en un sentimiento independentista cada vez mayor. El periodista que me ha hecho la entrevista, Ismael Cala, vivió unos años en Quebec, y la comparativa entre ambas naciones le ha permitido entender mejor la cuestión catalana. Es así como no me he encontrado el típico sonsonete de la "madre patria", sino un relato inteligente en torno a un conflicto irresuelto y cada día más abrupto. Preguntaba Ismael si Catalunya sería viable liberada de España, y esta es la pregunta más sencilla de todas. ¿Qué país no resulta más viable si controla sus recursos? Esta pregunta sólo se la hacen las naciones sin Estado, porque los estados la tienen bien respondida. Recuerdo hace muchos años una conversación con el presidente de Eslovaquia, en la época en que se iniciaba el proceso de independencia. Le hicimos esta misma pregunta, dado que Chequia era la rica y Eslovaquia dependía en buena parte de sus recursos. Su respuesta fue de manual: es mejor gobernar la propia pobreza, que dejar que la gobierne otro. Y los datos económicos posteriores le han dado sobradamente la razón.
La cuestión no tiene mucho rebote, por más que la dependencia de un Estado de mentalidad tan imperial como el español haya conseguido trastocar incluso los datos más inapelables. Pero lo que me ha resultado interesante del periodista era la normalidad con que planteaba la cuestión de un referéndum. ¿Cuándo lo hará Catalunya?; ¿qué tantos por ciento hay hoy por hoy?; ¿se ganará o se perderá? Muy perfectamente insertado en el derecho inalienable de los pueblos a preguntarse por su destino. Como Quebec, que él mismo conoce, como Flandes, como Escocia... ¿Como Catalunya? Y entonces llega la pregunta más antipática: ¿España es como Gran Bretaña, como Bélgica, como Canadá? Adelanto la respuesta que le he dado: España se un viejo imperio que ha perdido todas las colonias. Sólo le queda Catalunya. Y así nos trata, como una colonia. Pero estoy convencida de que España no podrá parar un referéndum catalán. No se lo permiten los tiempos, ni el contexto internacional, ni su propia contingencia. Y, además, después de muchas décadas, Catalunya empieza a estar preparada para hacerse la pregunta. La cuestión ya no es si haremos un día un referéndum para la soberanía nacional. La cuestión sólo es si lo ganaremos o lo perderemos.

Tomado de La Vanguardia. Para ver el link original por favor haga clic en original.

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